¡Qué desespero es esta tierra en celo!
¡Qué desespero y que anhelo!
Porque esta espera triste es barbecho
de este cultivo que tengo en el pecho.
Mas no ha de desesperar la aurora,
que pronto vendrá el agua criadora,
y en sus lágrimas traerá sementera
de frutos verdes, cereales y flores,
y llenará nuestra acequia de colores
con el flujo del amor y la primavera.
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