Quiero(te)

Quiero olvidar la poesía
porque poesía eres tú,
brizna que te hiciste alud
y sepultaste el alma mía.

Quiero no pensar ni escribir
y amortajar mi vida
sólo con sonetos y liras
prestados, que no he de parir.

Quiero llenar de amor el hueco
dónde vive el dolor acumulado
hecho de ausencia y doblado
con mi corazón dentro del pecho.

Quiero olvidarme de un mundo
que hay de belleza desértico
sin ti, inóspito y laberíntico,
en el que vago moribundo.

Quiero olvidar pero no puedo
porque la mella bajó del cuero
me traspasó y me llegó adentro
y se clavó en mi más íntimo fuero.
 

Jóvenes: ¡Luchad!

Hordas de jóvenes: ¡Luchad!

Platón

el tiempo es vuestro y no de los viejos,
lerdos sabios que os arrastran al cieno
de un tiempo viejo al que no volverán.

Vuestra palabra es el arma blanca
y las manos y el cerebro las pistolas;
pero sabed que éstas, no disparan solas
y tendréis que aprender a pensar.

Luchad contra un sistema devorador
de la tierra nuestra y del planeta,
que contamina, que arrasa y que quema,
a cambio de un oro empobrecedor.

No queráis luchar con sus mismas armas:
las de los burócratas y los corruptos
que vacían la dignidad de los pueblos
con sus redes clientelares enmarañadas.

Imaginad, discurrid, hurgad en las soluciones;
buscad vías en las afueras del sistema;
sed siempre, para el statu quo, un anatema,
y amad siempre a personas, nunca a banderas
ni a naciones.

El hombre encadenado

Veo el mundo y lo veo feo,
y al verlo me pregunto:
¿hacia dónde va este hombre inmundo
sin valores y de objetos pleno?

Veo al mundo y lo veo absurdo,
y sin quererlo me cuestiono:
¿hacia dónde va este hombre fatuo,
ostentoso fuera y por dentro vacuo?

Veo el mundo y me asombro
de su imparable ciencia y me pregunto:
¿llegaremos alguna vez al punto
de humanizar tales logros?

Veo el mundo y me asusto
de que la filosofía no merezca
rango de ciencia y desaparezca
para que podamos pensar sólo lo justo.

Veo el mundo y me aterra
este hombre esclavo del beneficio
que se dejará traspasar cualquier orificio
sólo por saciar la adicción al consumo
que le encadena.

El cacique rural

Es un hombre avaro,
su sueño y su vida es el oro,
su corazón es marmol claro
y sus entrañas puro lodo.

Busca víctimas en la aldea,
libra quintos de soldado,
prestando cuartos usurea
al digno labriego doblegado.

El labriego se hace siervo,
de aqueste señor del campo,
que le explotará con acerbo
hasta que sea sólo un guiñapo.

Nuestro hombre vive y crece
hasta llegar a caballero,
pues tal tratamiento merece
el caballero Don dinero.

Y aborda la capital de provincia
a lomos de su corcel más blanco,
que de rondón no va a la política,
este alto caballero franco.

Le recibe presto el gobernador,
y también el diputado provincial,
que ambos saben quién es motor
primero, de esta máquina electoral.

Hace y desahace a su antojo,
todas las monteras le saludan,
vale de juez, alcalde o párroco,
pues la ley de todo, él acuña.

Y nunca pierde su importancia,
da igual quien suba al poder,
su metamorfosis es la constancia
y su avaricia es el haber.

Insecto de múltiples capas.
Hoy es conservador con Cánovas
y mañana será: fusionista y calamar,
al sol que más calienta...allí es adónde va.

Su política se cifra en la fortuna,
así sea monarquía, o sea república,
bien sea absolutismo, o democracia sea,
Impórtanle por igual:
él será siempre el señor,
mientras la ignorancia y la miseria, vivan en la aldea.

Lady Macbeth

¿Cuál es tu origen belleza altiva,
dónde está tu principio y cuál es tu fin?
¿Por qué me eres tan esquiva arlequín,
delicia hecha de seda y saliva?

¿Quién parió tu oropel, malvado oro?
que en plata infiel y sin ley te volviste,
y cuando ya creía tenerte en ristre,
me corneaste en mi pecho de toro.

Belleza implacable eres tú, recia belleza,
cuando en tus dos brillantes coloridos
se reflejan las penas de los dos míos.

Y te miro, y te veo en la bajeza
de llegar hasta mi, cual sierpe florido,
implorando piedad en tus labios vacíos.

Roto

Dedicada a Miguel Hernández Gilabert.  Mi espejo y mi corazón.


Hoy no estoy para lunas,
que roto estoy de amores,
y aunque familiares los dolores,
no por ello menos me duelen
ni menos me duran.

Aventado voy,
dolorido vengo,
que una verea me dio,
y ahora ya el alma no siento.

¡Miguel, ay Miguel amado!
¿Cómo pudo ser este labradío tan cruel
que esta cardíaca gleba ha soterrado?

Miguel, si soy cuerpo de ricino y hiel
dime tú, que guerras perdidas has librado,
¿Cómo me volveré de almíbar o de miel?

Haciendo el camino

Sin querer quererte te quiero,
Perdóname si lo hago mal,
pues no sabía que te buscaba y al final...
de ti me muero, de los pies al sombrero.

Estoy haciendo un camino con letras
que es muy triste camino sin tu presencia;
pero tarde o pronto, con tu aquiescencia,
te dispararé mis versos como escopetas.

¡Qué maravilloso misterio es este amor,
que me puede hacer vagar infinitamente
o brindarme pura certeza en un fugaz instante!

Mas ahora esta esperanza en mi, es un rumor
atronador y viril como trueno de relente,
que me hará tierra o me izará triunfante.

Déjame ir

Sitial bruno que albergas mis huesos,
déjame ir hoy franco, que ella me espera,
no ejerzas fuerza, cual indómita frontera,
entre su mejilla y la piel de mis besos.

Tiempo hueco con un huraño dueño,
cada día de vida es uno menos de amarla;
cada noche...una más sin poblarla
y una arruga extra, en este fruncido ceño.

¿Por qué no hallo hoy martillo fiero
que de hierro rompa estas cadenas
que me encadenan a tierra y cielo?

¿Por qué, amor de mies y terciopelo,
me flaquean hoy mis dúctiles piernas,
si de quererte tanto, tanto te quiero?

Miedo

Destruída está mi raíz de amar,
por doler me duelen hasta las ideas
y las sienes y la sangre y las peleas
que rebosan plenas de mar a mar.

Di si, mi amor; el mundo enloqueció,
¿qué futuro ha de haber si no hay pasado,
si los huesos a la cal han claudicado
y la lira de los labios enmudeció?

Somos cuerpos vacíos llenos de miedos,
presos de una libertad orwelliana
alienante bajo vaporosas telas.

Somos cueros secos bien informados,
presos de nuestros lujos vanos, somos,
somos lo que amamos... pero nos olvidamos.

Tu presencia

Tu presencia me congrega
cual fuerza intangible pero indomable
y mi cuerpo severo y maleable
se rinde trémulo y se dispersa;

Se diluye en mareas impenetrables,
de espumas hechas de fotos ajadas
y conciencias cargadas de espadas
y de preguntas sin respuestas amables.

Tu presencia me eleva,
me hace hombre y me hace carne,
me hace ser y me hace sable.

Y no son más que vil metal innoble
ahora estas manos, calladas y brutas,
que sólo anhelan, el tacto de las tuyas.

Ni Julieta ni Romeo

Tañen las campanas desnudas
músicas de amores escondidos
y alegran corazones doloridos
que de amor verdadero aguardan lunas.

Mi amor escondido es cristalino,
ardiente y con espinas y dunas,
carne viva de corazón sin dudas,
siempre temeroso del cruel destino.

Y no ha de haber nunca amor más bello
que el juramento de este
que aguarda mi sino.

Y juro que no habrá nunca
ni Julieta ni Romeo
que se comparen al valor
de este amor verdadero.

Dame tu alma

Sólo te pido tu alma, mi amor
¿Será acaso pedir demasiado?
y de paso, también un beso bordado
con grana en mi labio inferior.

Soy perdido preso de la imagen
y la semejanza que guardo en mi fondo,
pues cada día más absorto y hondo
soy de tus ojos de verde encaje.

Empedraré caminos de tinta,
montañas de negro sobre blanco haré
y habrá un motín de metáforas,

porque no existe pluma sucinta
que capaz de bosquejarte sea
sin que al intentarlo, no toque a su fin.

Se muere la belleza

¿y a dónde fue el arte?
Vulgar y material es este animal
desasido de la belleza.

¿y a dónde fue el hombre?
Se perdió en superstición banal
y se olvidó de amar.

Como hienas

Somos presas de hienas ávidas de sangre
que en su colmillo ciñen la incólume codicia
y acumulan estratos de onerosa inmundicia
mientras enarbolan la bandera del miedo y el hambre.

Somos corderos que nos dejamos devorar
por lobos insaciables de la miseria ajena
que como apicultores roban en la azarosa colmena,
sabedores plenos de su impunidad total.

Anhelo

No hay camino sino el que lleva afuera,
los mapas soterrados en mi alma desaparecieron,
no tengo guía pero sé cual es el final,
y si no estás tú, no es el final.

Ahora quiero ser valiente y nadar,
sé que hay corrientes pero no temo ahogar;
tal vez me creas braceando a la deriva,
pero amor mío, todo está ordenado en la orilla.

Ahora sólo puedo pensar y pienso
en tus ojos, en tus labios y en tu cuerpo,
y en besarnos, y abrazarnos,
y caminar desnudos bajo un cielo
de azul descomunal dónde me guarnezco.

Quiero ver películas, escuchar música
y cantar mil canciones, bailar y bailar
y reírnos hasta morirnos de la risa.

¿Primavera u otoño?

¡Qué desespero es esta tierra en celo!
¡Qué desespero y que anhelo!
Porque esta espera triste es barbecho
de este cultivo que tengo en el pecho.

Mas no ha de desesperar la aurora,
que pronto vendrá el agua criadora,
y en sus lágrimas traerá sementera
de frutos verdes, cereales y flores,
y llenará nuestra acequia de colores
con el flujo del amor y la primavera.

A Míguez

Quiero cantar rebelde y al mundo gritar
esto de que mi pecho está lleno,
que dé cura, no encuentra galeno,
y que no se ha de curar sino estallar.

Confidente, amigo, mira mi mirar,
que no es más que angustia y mariposeo
lo que ahora anima este triste cuerpo,
que ya tanto me cuesta sellar.

Míguez, compañero, ¿sabes lo que he visto?
vi toda la belleza del universo infinito,
concentrada y plena en sus ojos lindos.

Y ahora hermano mío, ahora soy desprovisto,
pues de todo lo anterior esto es distinto,
y ya prefiero morir que no estar vivo.

Engaño

Mi cuerpo ajado y corrupto es hogar
para este sentimiento de puro blanco
que agrupado en el siniestro flanco
de mi pecho blanco es nuclear.

Mi alma durmiente es ahora flor de agar
que cimbra sólo por este sentir franco
y palpita y se muere entre las manos
de todo aquel que la quiera consolar.

Mi cuerpo quiere engañar a mi alma,
pero esta alma ya no es de este cuerpo.
La llevo yo, pero otra la maneja.

Mi sueño quiere engañar a mi cama,
pero esta cama ya no es para este sueño.
Duermo ahí, pero otra lo gobierna.

¿Dónde está el cielo?

Agria y dulce es la existencia que vivo,
sólo en ti pensamiento constante,
soy hojarasca y grama edificante 
y hornacina de una ídolo a la que sigo.

Hay sólo un cielo y está en tu ombligo,
sendero ignoto al deseo vibrante;
como carne de cañón soy infante
que va al frente de tu fuego enemigo.

Vente conmigo al campo flor radiante
que eres trebolar en un maizal de trigo,
y yo tan yermo soy e insignificante.

Mas aún no he de arrojar el testigo,
que ya la meta veo adelante,
y llegar, llegaré...
aunque me muera en el camino.

Hilo de vida

Amanecer eres sin saber,
se despierta la luz o se esconde.
Perfume blanco y negro y de color a la vez,
de luciérnaga se pinta la noche.

Resplandor boreal en la pared de mi alma,
flujo de esperanza cava en mis venas cortadas.
Tarde desnuda, noche y mañana de plata,
hilo de vida son tus labios en mi cara.

Morir por ti

Muero por morir en ti
Y de ello vivo
Sueño con amanecer a tu lado
Y por eso me despierto
Pienso loco como libar tu boca
Y de eso me alimento
Lucho, me caigo, me levanto, amo
Y por eso existo.

Nada

Todo lo que soy es nada más que nada,
nada absoluta y vana llenando el espectro hueco.
Vacío pleno de eso que una vez fue cuerpo.
Nada y todo es y será sólo una idea abstracta.

Ahora quiero que el canto del gallo rompa la aurora,
que traiga olor a eneldo y flores de esmeraldas
para que me haga carne, piel y hueso de nácar
y que se acabe esta noche aciaga que tanto se prolonga.

Tú

Nada me interesa ahora, sólo tú;
todo me es extraño, nada me traspasa,
todo me es ajeno, hasta mi casa;
enervado, sublevado voy sin tu luz.

Molesto como un muerto sin ataúd,
avieso como un dolor que no pasa;
erial quemado por el sol que arrasa
soy yo, epítome de laxitud.

No hay vuelta atrás en el punto de inflexión,
blandir metal o desangrarme sin sangrar.
Acertijo cruel se volvió la vida.

¡Qué el mar me prevenga de la inacción!
Porque en tu corazón he de desembarcar,
aunque mi barca de amor sea hundida.

Siderurgia

Sólo soy agua de un río seco,
aire de un suspiro asfixiado,
resulta de algoritmo inacabado,
ignífuga hoguera de verdes tueros.

Sólo soy lamento al viento,
aire húmedo y polucionado,
hielo de un vaso derramado,
soy verso suelto, sin ornamento.

Tú, anhelo de mis ojos hedonistas,
causa involuntaria de mis desvelos,
piedad te ruego de mi lánguida existencia.

Tú, relámpago vibrante de acero,
que a tu antojo me volviste rastrojo,
acaba esto, dame muerte, a hierro.

Hogar

Gracias por llevarme a tu lugar
marina del cielo llena de azul,
piel de batea y alga eres tú,
cornamusa del alma dónde amarrar.

Una cabaña haré en tu atalaya
desde donde ver los atardeceres rojos
poniéndose en el horizonte bello de tus ojos
y el naufragar de los barcos en la bajamar.

Tendida red en el tierno océano
será mi mano acariciando tu pelo.
Sopla viento de tempestad de invierno,
no habrá más puerto si no es tu cuerpo.

Mar de Arousa

Fruta del devenir dulce,
no hubo pasado sino espera,
cruel, como el tiempo que acecha
al reo en perpetua condena.

Espera, por ti sin saberlo,
soy ahora sólo navío sin rumbo,
trenza de mar traicionero,
hundirme quiero en ti
océano profundo.

Cabo de ti

Se curva el tiempo al verte,
cuerpo de floresta viviente,
que cabo de la locura me lleve
este halo de belleza ingente.

Bosque de sentimiento abstracto,
imagino tu cuerpo en mis brazos,
sublimación de vida en tus pechos,
hiel de muerte en tu desdén.

Deseo

Muda guitarra sin cuerdas,
trinar de golondrina que no suena,
versos secos abandonados al destino,
sé que existo porque te escribo.

Suerte de deseo imperecedero,
tan solo soy suspiro al viento,
beso virtual en tus lindos labios,
paseo errante en tus verdes prados.

Esperando

Súbito amanezco bajo las mantas pesadas,
oigo el bramar de las sirenas lejanas
y aturdido rezo que una de ellas sea la tuya,
en el muelle ya

las fábricas tocan diana.

Me vestiré e iré a nuestra caleta de rosas,
vislumbraré en la niebla tu chalana azarosa,
imaginaré caliente tu bocado de sal en mi boca,
suplicaré al mar que me lleve, contigo...
dónde quiera que estés.

La Senhor

Como arena en el desierto vagabunda
insignificante y mareado me muevo,
movido al antojo por el viento
alisio y marítimo de su mirada.

Ya no ha voluntad en mi
por culpa de esta pérfida señor
que la tan mala ventura me dio
con este hechizo de amor.

Resuelto he de robarla, un beso,
una nube me dijo de hallarla, en el río.
Su aliento o mi vida, señor mía:
ya no hay vida sin su boca;
sólo daga en el pecho.

Verde aceituna

Se suicida el Sol,
se ahoga en el mar quieto,
musita un mudo lamento
celoso de tu fulgor.

Se suicida la Luna,
febril plata que desvanece
al saberse sombra creciente
de tus ojos verde aceituna.

El sueño

¿Qué viene después del golpe?
¿otra vez la consciencia?
Desgraciada displicencia me condena
a sufrir esta vigilia sin ella.

Déjame seguir soñándola,
déjame seguir durmiendo,
y ser prisionero de sus negros cabellos,
morir cautivo en sus verdes luceros.

Facebook

Suave luz blanca,
ligera nube que viaja,
espero tu movimiento lento
en el café de cada mañana.

Escudriño cada recoveco,
retuerzo cada imposible palabra,
silente, furtivo, ruboroso me pierdo
y me cuelo en tu nube.
Sutilezas que viajan en la noche,
culpabilidades que ya no son mías,
no te puedo perder...
si nunca te tuve.

28 de Junio

No hay más que oscuridad desde que la vi,
mi alma yace desnuda y desamparada.
Dos verdes hojas, el veneno que mastiqué,
de antídoto sólo habrán sus miradas.

Tallada luz que cruzó la penumbra,
penetró en mi y me robó la cordura;
ya no quiero alimento si no sea palabra,
de amor no espero, más que muerte segura.