martes, 31 de julio de 2018

Cuarenta y cinco

La cadencia del tiempo inexorable
que machaconamente nos transforma
no tiene piedad con esta reforma
que, nueve lustros ha, empezó mi madre.

Cada año, uno más viejo y uno más sieso,
cada año, más ultrajado por la edad
y sin embargo, sin perder la necedad
que el reloj borra con su advenimiento.

Cuarenta y cinco cuento ya, y buscándote
sigo aún, aprendiendo a esperar sin desesperar
y a luchar, aunque a veces no sepa el porqué.

Cuarenta y cinco más te esperaré
para morirme contigo junto al mar,
una tibia noche
que en La Torre sople el nordés.

domingo, 22 de julio de 2018

Pérdida

Terciopelo errante,
héjira maldita,
ojos malaquita,
dolor radiante.

Caballito galopante,
roma estalactita,
cuprífera calcopirita,
desgraciado semblante.

martes, 17 de julio de 2018

El rayo que no cesa

El rayo que no cesa
eres tú,
siempre en mi cabeza,
siempre pensando en ti
con cabal presteza.

Me alimento de ti
y ornamento mis certezas
con tan leves memorias
o pretendidas sutilezas
que me valen de aliento.

Luego, te veo en las flores
y en los cristales de los expositores,
en los coches blancos que pasan
como corceles voladores,
y en las cabras del mar del Orzán,
o en esos cielos grises demoledores.

Pero al final, nada,
nada de nada,
te veo, pero ni me acerco,
no me atrevo a más
por ese absurdo miedo tonto
de que en realidad no existas,
de que sean sólo imaginaciones
de este enamorado loco.

lunes, 16 de julio de 2018

Verano que no es

Pardas mis hojas caen
del árbol que soy
ocre ya.
Es verano
en el bosque muerto,
pero de otoño me siento
y húmedo
como el invierno que vendrá.

Los vientos alisios
que siete años soplan
agitan mis ramas
con su espeso y embriagante
ácido de muerte.
Muerte que se elige,
por pura diversión
y con buena cara.

Ahora se acabó todo,
no quedan zanjas ya
para tanto árbol caído
a manos de sus noches
y sus diablos dormidos,
empero, siempre alerta,
con sus facturas listas,
que siempre llegan,
que siempre se cobran,
Siempre.

domingo, 8 de julio de 2018

Nao Noe


Nao Noe
late mi corazón
rítmica pieza de latón
por este marítimo amor.

Nao Noe
dime que me amarás
siempre libre de amarras
igual que lo haré yo.

Nao Noe
surcaremos los mares,
hallaremos infinitos lugares
dónde nadie aún llegó.

Nao Noe
y al final de este índigo
si tú quieres, me hundiré contigo
en una cálida noche
de este invierno en dónde vivo.

Ayer

Ayer, te vi anochecer
y nada tan hermoso había visto
como tú, Sol ardiente de pardo oligisto
poniéndote sobre el rojizo mar de Ber.

Ayer, para siempre me enamoré
y ya todo será distinto,
aunque el mar siga con sus ritmos,
pues yo a tu brillo ya me doblegué.

Ayer, nada más hermoso podía ser,
porque todo lo hermoso estaba en ti
y cuán hermoso no fue sentir
que tengo ojos para poderlo ver.

Ayer no es hoy, ni puede ser,
porque huérfano y extraño 
me siento sin ti,
sin poderte admirar
y sin poderte decir
que siempre te voy a querer.




miércoles, 4 de julio de 2018

Interino

Yo soy el perpetuo interino
que busca su asiento en algún corazón
y aunque en alguno bien me haya sentido
sigo en el camino cual errante infanzón.

lunes, 2 de julio de 2018

No hay poesía

No hay poesía
sólo botellas vacías
soberanas y lánguidas arpías
que esclavizan voluntades
como máquinas impías.

No hay poesía
sólo noches de hedonía,
de absurda química y biología
que adormecen mentes
débiles, en su lenta agonía.

No hay poesía
sólo trazos de palabrería
aprendida de una barata filosofía
de madrugada en algún antro
perdido en la infravida.

No hay poesía
sólo depravación materialista
de cuerpos huecos, de ucronías
que por imposibles nunca serán
mas que bonitas e inútiles
vidas perdidas.

No hay poesía
sólo burda borreguía
drogada con letal maestría
por los gurús dueños de la fiesta
y de las nihilistas orgías.

No hay poesía
Sólo rabia y dolor,
Y ojos perdidos
En la lejanía.