con sus venenosas lenguas bífidas
nos inoculan burdas mentiras, falacias
con las que sin cesar abonan la ignorancia
sobre la que echan a pacer su inmundicia.
Sarta de basura son sus posverdades
que esparcen con la inestimable ayuda
de las redes más viles e insociales,
herramientas cómplices y letales
para su ominosa maquinaria del odio.
Se inventan embustes que se rebaten,
pero calan con fuerza en el imaginario
de los débiles de espíritu y los miserables
que buscan coartada para blandir sus sables
contra otros más débiles, pero sus iguales.
Y mientras los sátrapas, desde la cumbre,
se ríen de todo esto mientras fuman
enormes puros y engordan sus cuentas
en Suiza, en Caimán o en Panamá
a costa de los pobres
que les guardan la casa.
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