viernes, 29 de junio de 2018

Esperanza

Mi espalda es una estera
pateada por los trabajos
de esta vida perra
y sus inacabables tajos.

Estoy dolorido y desalmado
lloro sin saber de qué
ni cuáles serán los palos
que a continuación recibiré.

Unos días siguen a otros
tan sólo separados
por cúmulos de noches necias
y mujeres sin corazón.

Estoy ya tan cansado
de esperarte, Esperanza
definitivamente, me has olvidado
definitivamente, me has descartado.

Y ahora, harto de empujar
ya no iré a por el trigo, Esperanza,
que lo traigan los castellanos
y me claven su última lanza.

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