Miro las paredes blancas,
desnutridas, encaladas,
y me asusto de su blanquitud,
de su virginal pureza, de su virtud;
En ellas veo reflejada la luna
que entra silenciosa y moruna
arrastrando sus penas
con argénticas cadenas.
Dice que vive siempre a oscuras
que el Sol tiene una aventura;
que a casa ya no viene a dormir
y en el trabajo dejó de refulgir.
Y me musita al oído serena:
persigue a esa morena
es lo único que vale la pena.
Persíguela,
como yo persigo
mi solar y platónica condena.
desnutridas, encaladas,
y me asusto de su blanquitud,
de su virginal pureza, de su virtud;
En ellas veo reflejada la luna
que entra silenciosa y moruna
arrastrando sus penas
con argénticas cadenas.
Dice que vive siempre a oscuras
que el Sol tiene una aventura;
que a casa ya no viene a dormir
y en el trabajo dejó de refulgir.
Y me musita al oído serena:
persigue a esa morena
es lo único que vale la pena.
Persíguela,
como yo persigo
mi solar y platónica condena.
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