como oro derretido
se desploma sobre un mar
azul de puro brillo.
hipnotizada por sus ojos
sucumben amarillos y ocres
a sus castaños trampantojos.
Te quiero,
te quiero a ti y a tus alrededores
pues si algo te atañe es bello
sin importar formas ni colores.
Te quiero,
aunque aún no lo sepas: te quiero
y no te lo digo por no sufrir lamento
de que no quieras lo que yo quiero.
Te quiero,
y es lo mejor del mundo entero
cuando siento que me miras dentro
con esos luceros marrón y negro
Te quiero,
aunque no lo quisiera hacer: te quiero
y si desaparecieras me muero
y resucitaría para morir de nuevo.
El tiempo se para sobre tus fotos
recuerdos que me empapan de nostalgia
y abren viejas cicatrices y hemorragias
en este corazón que dejaste roto.
En vano te quise olvidar Marguerite
pero espurio era cualquier esfuerzo
pues nunca quise aliviar el peso
con el que cargo desque te conocí.
Ahora Santiago llora su triste lira
y alguna temeraria serenata
cala sus piedras como una lluvia gris.
Y yo lloro también mi pena dormida
aquí, en la Artabria no conquistada
que siempre en vela,
sigue esperando por ti.