lunes, 22 de enero de 2018

El orden de mis apellidos



Cuando las palabras se atrancan
sólo la sangre escribe poemas,
apenas son hilos húmedos de letras
perdidos en mi lengua
sin aliento que los empuje.
Me he averiguado tan miope,
tan incapaz mas que para atrapar
un puñado leve de tenues formas
tan lejanas y tan difusas
que envuelven esa utopía confusa
que suelen llamar felicidad.
Y he averiguado que
puedo estar odiando
y a la vez estar amando,
y que a veces, se puede ser feliz
y no saberlo; y olvidarte de vivir,
de amar.
También he averiguado que,
hay gente que es extraordinaria,
aunque pocos les ven,
ni siquiera ellos se ven,
y a veces son tan extraordinarios
que se sienten como una mierda,
que se sienten fuera.
He aprehendido algo de todo esto
Y a alguién se lo he robado,
es el corazón cortado
de una que se olvida
del orden de mis apellidos.

Café



Estoy nervioso
me sirvo un café
no puedo dormir
otro café
¿Es esto alguna clase
de negra metáfora?
Tal vez
La de mi vida
Desesperación
Tal vez
Me emborracharé
Con la sonrisa
De la mona Lisa



jueves, 18 de enero de 2018

¿Qué estás pensando Miguel?


Pienso en su alma
desnuda para mi,
vacía de artificios
en su verdad pura,
en su piel blanca
y en sus ojos
brillantes como el sol;
pienso en tocarla
como un sueño,
acariciar su pelo
y sus manos,
sus hombros,
fundirme en sus brazos,
dormirme a su lado
tan dulcemente
susurrándole al oído
eres mi sueño
hecho realidad,
da igual el mañana,
aunque me muera esta noche
valió la pena
todo.

lunes, 8 de enero de 2018

Indígena



Soy indígena de ninguna parte
Tan sólo lo que quieras
Que sea para ti
De nadie soy
Ni a nada pertenezco
salvo a la voluntad
Del azar malévolo.
Como un libro abierto
Por el final
Un drama a medio escribir.
Partes inconexas de partes
Que he ido cogiendo por ahí
Por las calles y hondonadas
Y que no tienen sentido
Como un absurdo sueño
Del que te despiertas aturdido.
Soy trozos de páginas e idearios
De libros
Que nadie quiere leer ya
Con ideas pisadas y mojadas
Por tanta tempestad....


Las Horas Cortadas



Hay gente que vive en casas de cristal
que se empañan cuando respiran
y dibujan corazones en las repisas
de las ventanas del cuarto de estar;
algunos tiran piedras sobre sus tejados
y rompen los corazones de las visitas
que los visitan con demandantes regalos
de amores granados y corazones sin astillas.
Y yo quiero amarte y que me duela,
llenar de dolor mi alma en pena
y de alegría y amor estas cadenas
que arrastro desde que te vi;
romper tus cristales por las noches
e invadir todas tus habitaciones
y ver el cielo estrellado palidecer
y ponerse verde de envidia, 
al verme junto a ti.